Diagnóstico de Averías

Quizá sea este el apartado en el que nos sentimos más motivados. Se sabe que en los últimos años los automóviles han sufrido un profundo cambio. En el pasado, la automoción se dividía en tres grandes ramas: chapa y pintura; electricidad y mecánica. Hoy en día, a estas ramas tradicionales habría que añadir la informática, la electrónica, la climatización, los sistemas de transmisión automáticos, etc…

Cada una de los campos anteriores por sí solo, tienen entidad y complejidad suficiente como para poder dedicarles toda una carrera profesional. De ahí la dificultad para diagnosticar de manera rápida y eficiente los coches modernos.

La experiencia por sí misma no es suficiente. Quizá en alguna ocasión al recibir una abultada factura de una reparación, le han comunicado: “el fallo estaba en un inyector, pero, sin embargo, casualmente también se encontraban dañados el sensor de presión, la bomba de alta y una centralita”. Ante esta situación es inevitable preguntarse ¿se encontraban todos esos elementos realmente averiados, o se ha llegado al diagnóstico mediante un procedimiento de prueba y error?

Lo hemos mencionado anteriormente y lo volveremos a decir: la complejidad de los vehículos modernos es tan elevada que un diagnóstico acertado en raras ocasiones se encuentra en un videotutorial de internet, o en un consejo de cuñado: “mi primo tiene un amigo que le pasó lo mismo y lo solucionó cambiando una junta de 2,34 Euros…”. Para poder diagnosticar de manera óptima, —además de experiencia—, es necesario contar con las herramientas de diagnóstico adecuadas, documentación técnica (manuales, esquemas, TSB’s, etc.) y sobre todo con una metodología que de manera ordenada nos vaya conduciendo paso a paso hacia el origen del problema.